viernes, 5 de febrero de 2016

La Muerte & El Amor; Capítulo Cuatro

Nina
El sol da directo en mis ojos, despertándome. Bostezo y vuelvo a cerrar los ojos.
—Estúpido sol —digo para mí misma.
Me giro en la cama y una punzada de dolor me sobresalta. Joder, presioné mi estómago sobre mi brazo, en proceso de cicatrización. Llevo mi vista hasta el vendaje de color café claro, en imitación al color de la piel y gimo. Joder.
—Nina, querida. Es tarde —anuncia mi tía, desde el otro lado de la puerta de mi habitación.
—Ya voy —contesto y me siento en la cama. Comenzando está el jodido día.

James
Un golpe en la puerta de entrada, me despierta, abro los ojos y me doy cuenta de que sigo en el suelo del apartamento. Me pongo de pie y miro a mi alrededor. Demonios, es un asco.
Otro golpe. Doy un paso. Otro golpe. Llego a la puerta y abro. Una chica bastante linda se encuentra de pie enfrente de mí. Tiene el cabello rubio y largo, sus ojos son claros y es linda, tal vez quizá un poco sexy.
—Hola, vecino nuevo —me saluda con un beso en la mejilla, pillándome desprevenido. Frunzo el ceño y la alejo un poco.
—Hola —le respondo y ella sonríe. Sí que es linda.
—Tu nombre es James ¿cierto? —inquiere y asiento.
Encantada, yo soy Julieta.

Me extiende su mano y yo la estrecho.
—¿Cómo sabes mi nombre? —le pregunto luego de un rato en silencio.
—Cole, me lo dijo. —confiesa la chica y sus ojos brillan, cuando dice el nombre de mi mejor amigo.
—Ah... ¿Eres su novia?
Se sonroja y niega con la cabeza.
—No, solo somos amigos —musita un tanto nerviosa.
—Pero te gustaría ser su novia ¿no? —afirmo y ella abre mucho los ojos, y llego a pensar que eso le debe doler.
—Eres muy directo ¿No, James?
—Sí, la mayoría del tiempo.
Ella ríe.
—Cole, tenía razón. Al parecer tendré que pagarle veinte dólares.
Frunzo el ceño y doy un paso atrás.
—Entonces, hasta luego Julieta.
Cierro la puerta antes de que pueda decir algo más.
«Que gran comienzo del día, James» pienso con sarcasmo.
Nina
—¿Qué has hecho con mi habitación? — grito a mi tía, luego de darme cuenta de lo que hizo. Ella me mira sorprendida y un tanto nerviosa.
—Yo solo quería darle un poco de color, querida —contesta y da un paso atrás, creando un espacio razonable entre ella y yo. Aprieto los puños a mis costados y bufo.
—¿Quién te dio el derecho? Tu misma me la diste y dijiste que podía hacer con ella lo que quisiera.
Ella se ve un tanto asustada. Soy unos centímetros más alta que ella, pero soy mucho más delgada y débil que ella, no veo el porqué de su miedo. Podría echarme de su casa en cualquier segundo, yo debería estar asustada, pero no estoy ni cerca de estarlo.
—No le grites a tu tía, Nina —interviene mi tío Simón. El cual es muy grande y fortachón, lo que me asustaría en otro momento, pero ahora no, estoy tan molesta que no me asusta ni un poco.
—Tú no te metas —vocifero y él me mira mal. Jodida familia.
—Fuera.
Doy un paso atrás. Me está echando.
—¿Me estas corriendo? —demando y él asiente, suelto una risotada y miro entre ellos dos.
—Largo de mi casa, Nina —repite Simón y yo le sonrío.
—Claro, enseguida me largo de tu jodida casa.
Una semana. Dure una semana, en esta casa. Una jodida semana.

James
Cole llego hace unos días y no se ha levantado de mi sofá en todo este tiempo.
—¿No piensas moverte, hombre? —quiero saber antes de tomar mi mochila de la mesada.
—No por el momento —siquiera aleja la vista del televisor, en el cual se encuentra viendo porno.
—Entonces por lo menos bájale ¿No crees? No vaya a ser que Julieta escuche desde su departamento. Eso sería vergonzoso y le romperías el corazón
—¿Romperle el corazón?
—Sí, ella está enamorada de ti ¿No lo sabias? —le suelto y su boca cae abierta. Que imbécil—. Limpia un poco, vuelvo en unas horas —salgo y cierro la puerta detrás de mí.
Joder, es tan notorio que está enamorada de él. Ese hijo de puta es un suertudo.
—¡James!
Hablando del rey de roma, oigo como me llama a mis espaldas. Me giro y espero a que Julieta llegue hasta donde me encuentro.
—Hola, Julieta.
—Hola ¿Vas al campus? —cuestiona apuntando mi mochila, niego y pulso el botón del ascensor.
—Voy a la biblioteca, Cole no me deja estudiar con todo el ruido. —aclaro y ella se limita a asentir. Las puertas se abren y entramos.

Nina
Bajo las maletas del taxi y cierro el maletero.
—¿La ayudo? —ofrece el taxista, niego con la cabeza y arrastro mis maletas a la acera.
En el mismo momento en que se abre la puerta de entrada del complejo de apartamentos en que viviré desde hoy, una chica y un chico salen, y espera... Ese chico, lo he visto. Es el de la tienda, el que se me quedo viendo cuando le grite al imbécil del dependiente. Ahora que lo veo de cerca, es lindo. Bastante lindo y su novia también lo es.
—Hola —dice la chica y miro a mi alrededor, no hay nadie más. Me debe de estar hablando a mí.
—¿Hola? —le contesto y suena como una pregunta, ella me sonríe y me entran ganas de rodar los ojos.
—Tú eres la que se muda al 043. ¿No? —consulta y frunzo el ceño, ¿Cómo sabe eso?
—Sí, y tú eres...no tengo idea quien eres. Permiso.
Paso por entremedio de ambos.
—Eres la chica de la tienda. La que le grito al dependiente, que por cierto es mi mejor amigo— afirma una voz masculina, la cual me eriza la piel, me detengo y lo miro. ¿Su mejor amigo dijo?
—Sí y tú eres el imbécil que no me quitaba los ojos de encima. De seguro que vives con tu amigote en el sótano de su mamá —replico y él sonríe. Dios, tiene una linda sonrisa. Y por la cara de la chica se puede decir que nunca sonríe, esta embobada al igual que yo viendo su sonrisa.
—Sí, ese soy yo. Un gusto, James Monroe —se presenta y me extiende su mano, pero ya no sonríe. Miro su mano extendida y me giro. Entonces, cuando ya he avanzado unos cuantos pasos, alza la voz para continuar con una burlona voz: —Para que conste, Cole no vive con su madre; vive en este edificio como yo. Parece que seremos vecinos.
—Soy Nina, un disgusto conocerte —grito metiendo mis maletas al ascensor, no dice nada. Me giro y las puertas se cierran, pero antes de que lo hagan por completo lo veo reír. Sonrío.